jueves, 4 de agosto de 2016

EPICONDILITIS  O CODO DEL TENISTA


El dolor en la zona lateral del codo es uno de los motivos de consulta  más frecuentes en la práctica de la cirugía ortopédica. Aunque se denomina codo de tenista, no es exclusivo del mundo deportivo. Es incluso más frecuente en el mundo laboral, en ocupaciones con microtraumatismos repetidos o movimientos de flexión y supinación de la muñeca repetitivos como ocurre en la construcción, conserveras, limpiezas, etc.

La sintomatología comienza de manera insidiosa hasta convertirse en un dolor intenso en la región lateral del codo que puede llegar a ser invalidante para la actividad que lo ocasiona y puede cronificarse durante meses o años.

En el epicóndilo se insertan los músculos extensores del carpo y de los dedos. Los tendones  afectados son el Extensor Carpi Radialis Brebis y el Extensor Común de los Dedos. La alteración inflamatoria inicial se cronifica y progresa a una degeneración de las fibras de colágeno del tendón que se denomina tendinosis.

El diagnóstico es eminentemente clínico por el dolor que aparece en el epicóndilo al realizar movimientos de extensión  de la muñeca y dedos.

Para visualizar el estado del tendón pueden realizarse Ecografías o RMN (resonancia magnética) y  mediante  radiografías puede valorarse el estado de la articulación del codo para descartar procesos degenerativos como la artrosis.

El tratamiento es inicialmente  conservador, basado en la el reposo y el descaso deportivo/laboral combinado con frío local para los estadíos iniciales y la fisioterapia manual y con técnicas de electroterapia. 

El uso de coderas o cinchas compresivas es en muchas ocasiones beneficioso.

La evolución es lenta y si el proceso se cronifica la infiltración con corticoides es una buena opción terapéutica, siempre mejor si se realizan guiadas por ecografía para inocular la infiltración exactamente en el lugar preciso.

Estudios recientes han demostrado que las infiltraciones con Plasma Rico en Plaquetas (PRP) pueden regenerar el tejido dañado y a largo  plazo muestran  mejores resultados que  la infiltración con corticoides. 

El tratamiento quirúrgico está reservado para las ocasiones en las que todos los demás tratamientos fracasan, afortunadamente suele ser necesaria en menos del 15 % de las ocasiones.

Se pueden realizar técnicas mínimamente invasivas;

- Ambulatorias como las microtenotomías ecoguiadas asociada a infiltraciones de PRP,  que se realizan en la propia consulta con anestesia local.

- Microperforaciones con radiofrecuencia.



La cirugía convencional se realiza desinsertando parcialmente  la musculatura del epicóndilo y  desbridando el tejido degenerado. 

Existen también técnicas artroscópicas para realizar el desbridamiento del tejido degenerado. 

La recuperación tras la cirugía es lenta y necesita un protocolo rehabilitador progresivo hasta la completa recuperación de la actividad cotidiana y/o deportiva.



No hay comentarios:

Publicar un comentario